martes, 23 de agosto de 2016

Oporto o la ciudad abrumada

   
Vistas desde la Catedral, al fondo la Torre de los Clérigos

   Oporto es la segunda ciudad más grande de Portugal. Aún siendo mucho más pequeña que Lisboa, la ciudad que despide al Duero, es el motor turístico, cultural y económico del norte del país luso. Los vistosos edificios de Oporto se superponen entre la abrupta orografía que ha ido esculpiendo el río en su camino hacia el Atlántico. Histórica, colorida, vetusta, moderna, británica y entusiasta son algunas palabras que se nos vienen a la mente al recordar el fascinante collage de hierro, azulejo y granito que es Oporto. Te proponemos un fascinante recorrido por la ciudad que da nombre a uno de los vinos más famosos del mundo. Prepara tu calzado más cómodo porque te espera un festín de emociones, calles abarrotadas de turistas, bulliciosas plazas y un tráfico desconcertante. Así es Oporto.

   Oporto es una de las ciudades más antiguas de Portugal. Con pasado romano,  inmersa en los inicios de la reconquista cristiana frente al control musulmán, la ciudad ha ido cosechando, a través de la historia, la posición que el turismo y la industria del vino le otorgan en la actualidad. Una ciudad que ha perdido las puertas y la mayor parte de sus murallas medievales a favor de perfiles nobiliarios, edifios beaux arts y espigadas casas de vistosos azulejos.

Gaia desde el Puente de Luis I

   Te recomendamos aparcar en la vecina Gaia (Vila Nova de Gaia). Frente a Oporto, al otro lado del río Duero. La población se resiste a ser absorbida por su vecina, aunque todos tengamos la idea de que ambas orillas pertenecen a la misma ciudad, estamos equivocados. Pero Oporto no sería nada sin Gaia y viceversa. Es en esta última donde se encuentra toda la industria relacionada con el vino. En la zona mas llana, junto al río, se acomodan las grandes bodegas del líquido aterciopelado y untuoso que toma el nombre de la ciudad vecina . En los alrededores se encuentra la oficina de turismo de la localidad en la que te informarán de todas las múltiples opciones que tienes para acercarte y degustar este fantástico "zumo". La proliferación de estas bodegas tiene su origen desde tiempo remoto. A finales del siglo XIV toda la industria británica, que tenía prohibido comerciar con Francia, vio en Portugal (Oporto) su  nuevo amigo comercial. Y de aquellos ojitos golosos entre naciones tenemos estos fascinantes caldos de marcas tan british como Graham`s o Taylor´s. Hay muchas modalidades de vino de Oporto; ruby, tawny, blanco, rosado... Y luego está el punto de azúcar; muy dulce, dulce, semi seco o extra seco. De diez, veinte,... Incluso de hasta cuarenta años. Pero este último se escapa a muchos de nuestros bolsillos.

Oporto desde la ribera de Gaia

   Una de las mejores cosas que tiene Gaia son las vistas de Oporto. Desde aquí podrás degustar con placer la romántica visión de la ciudad que te espera. Fachadas coloridas, grandes ventanales, torres barrocas luchando por captar tu atención. Todo agolpado, derramándose sin orden y concierto sobre el río Duero. Una apretada sinfonía arquitectónica que puedes vislumbrar desde el teleférico de Gaia o desde el puente de Luis I que une ambas ciudades.

Claustro de la Catedral

Capela das Almas

   Tras cruzar el puente llegamos hasta la Catedral de Oporto. Con apariencia de EXIN CASTILLOS lo más aconsejable es el claustro que esta primorosamente revestido por azulejos. Las escenas bíblicas y los ornamentos barrocos se entrecruzan para formar libros que, adosados a la pared en multitud de azules, tratan de enseñar y dar ejemplo al pueblo. Hay todo un mundo alrededor de los azulejos en Oporto. La bonanza económica traída por el oro de Brasil y el comercio del vino vio en este soporte su mejor lienzo de expresión. Los acaudalados nobles no tardaron en revestir sus salones de este bello material que fue impregnando todo el sentir del pueblo hasta convertirse en un símbolo de identidad. Iglesias, fachadas, plazas y edificios públicos sucumbieron al encanto del azulejo para ofrecer estampas imprescindibles en nuestra visita como la Estación de São Bento, la Capela das Almas o la Igreja do Carmo.

Igreja do Carmo 

Estación de São Bento

   Desde la Estación bajamos por la Rua das Flores hasta la Igreja da Misericordia. Una calle peatonal atestada de turistas, cuidada al extremo, fachadas impolutas, colmada de tiendas y restaurantes chic desde la que puedes vislumbrar callejones sombríos, con fachadas deslucidas a punto de ceder. Oporto es un reto. Exquisita a veces, oscura otras. Tentadora e insólita. Sus calles son un trajín frenético aupado por el auge turístico que ha pillado con el pie cambiado a la ciudad. Incongruente a veces, Oporto muestra su mejor y su peor cara al mismo tiempo. Sin vergüenzas ni remordimientos. La ciudad se muestra ante ti sin tapujos con sus muchas bondades y sus otras tantas debilidades. Del entrechocar de ambas opciones surgirá el amor en el que la visita.

Plaza del Infante Don Enrique

   En descenso hacia el río, pasando por el Palacio das Artes, llegamos hasta la Plaza del Infante Don Enrique, uno de los centros neurálgicos de la ciudad. Junto al renovado Mercado de Ferreira Borges presume solemne el Palacio de la Bolsa construido entre 1842 y 1910. Junto a el la Igreja de San Francisco y, no muy lejos, la casa medieval en la que nació Enrique el Navegante en 1394. Un poco más abajo y ya junto al Duero la ciudad explota en frenesí, color y movimiento. El olor de la comida, las bandejas de los camareros colmadas de copas y cervezas y el bullicio de los viandantes nos recuerdan que es hora de comer.

Francesinha

   Os presento a la francesinha. Este es el plato típico de Oporto. Los lugareños nos dicen que no has ido a Oporto si no has tomado una. Y nosotros queremos tener la experiencia más completa posible sobre esta ciudad. Elegimos el lugar más visitado por los lugareños, Alfândega Douro. Con el punto final que aporta el horno de leña, este gigantesco sandwich de queso, lomo y salchichas coronado por más queso y un huevo te dejará sin palabras. Pero como siempre hay un secreto que no se puede desvelar. Y como otras tantas veces... Está en la salsa. Toda la francesinha está rodeada por una salsa de tomate algo picante que es indescriptible.

Avenida de los Aliados

 Torre de los Clérigos

   Por la tarde, armados de valor, emprendemos nuestra visita pendiente arriba para llegar a uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad la Avenida de los Aliados. Una portentosa plaza al más puro estilo francés coronada por la Cámara Municipal. Desde abajo de la plaza se alzan dos calles que ascienden hacia sendas iglesias. La derecha te lleva hasta la Igreja de San Ildefonso, pero es la de la izquierda, la Rua dos Clérigos la que más os va a cautivar. Coches, turistas, azulejos, tiendas, cafeterías, y al final, la torre barroca que desde nuestra llegada venimos vislumbrando desde varios puntos de la ciudad; la Torre de los Clérigos. Para ver las mejores vistas de la ciudad tendrás que ser paciente y esperar una tediosa cola que te llevará a lo más alto de Oporto. No muy lejos de aquí os espera otra cola de turistas que quizás no os queráis perder.

Librería Lello

   En 1906 se inaugura una de las librerías más conocidas del mundo por su belleza: la librería Lello. Este edificio neogótico atestado de turistas explota con unos interiores dignos de un libro de Edgar Allan Poe o de J.K. Rolling. De echo, la escritora vivió una temporada en Oporto, y son muchos los que quieren ver en la escalera que centra el interior de la librería la inspiración que daría lugar a su intrincada homóloga de Hogwarts. Sea así o no, es un edificio digno de disfrutar aunque los turistas copemos el poco espacio que dejan las vitrinas y mostradores de libros. El interior noble que refleja la madera no es más que eso; un reflejo. Y es que la argucia del constructor nos muestra un espacio elegante con algunas partes de madera, como el pasamanos de la escalera, y las que más en yeso estucado imitando a la misma. El techo, los adornos de la escalera, gran parte de las paredes... Todo es un maravilloso engaño digno de disfrutar.

Mercado do Bolhão

   Subiendo la Avenida de los Aliados no tardaremos en llegar a una de las joyas más auténticas de Oporto. El destartalado Mercado do Bolhão deslumbra al visitante por su inmensidad. Una obra decimonónica de hierro vapuleada por el tiempo que se mantiene viva e insaciable al trasiego de comerciantes y turistas. La espectacular obra podría ser una inmensa estación de trenes. Pero no, está dedicada a uno de los oficios que más identifican a esta ciudad. El comercio. Un centro refulgente de lenguas que buscan entre las tiendas el regalo más adecuado o el producto más fresco. Un edificio altivo, bellísimo que se sostiene con ayuda de pilastras de hierro y listones de madera. Paredes desconchadas, gentes tomando café con almejas, cantares ofreciendo la ganga de la tarde, niños jugando entre los puestos, turistas engatusados por los souvenirs y arriba, en el cielo, pasando la mirada por una de sus inmensas cúpulas laterales, un cielo azul intenso y un viento de nostalgia. 

RECOMENDACONES:

- Organiza bien tus visitas. Los horarios de los monumentos son algo desconcertantes. Algunos cierran a las 13:00 y vuelven a abrir a las 15:00. Pero no te demores pues a las 17:30 comienzan a cerrar en otros tantos monumentos.
- La ciudad tiene mucho más que ofrecer de lo expuesto en esta entrada. Necesitarás al menos de dos días para disfrutar de otras muchas cosas que encierra Oporto como el Palacio de la Música, el Palacio de Cristal o algunos de los cafés más glamurosos como el Café Majestic.
- Si te decides por ir a Alfândega Douro te indico que cierra la cocina a las 15:00. Da igual cuanta gente vaya más. El horno ya no hará más francesinhas para ti. Se llega bajando desde el Palacio de la Bolsa en paralelo al río hacia la derecha, justo detrás del gran edificio de Alfandega Nova. Es un paseo de diez minutos.
- Si no tienes mucho tiempo y las visitas al Palacio de la Bolsa están muy saturadas, no te preocupes, la ciudad te brindará experiencias mucho más gratificantes sin pagar ocho euros.
- Por menos de cinco euros tendrás la tarjeta ANDANTE de transporte publico para 24 horas. Una ganga!

martes, 3 de mayo de 2016

Alcalá de Henares o La primera ciudad universitaria del mundo

Museo Casa-Natal de Cervantes

   Para celebrar el IV centenario de la muerte de Cervantes nos trasladamos hasta la villa que lo vio nacer, Alcalá de Henares. Os animamos a asistir a este estratégico enclave de la cultura y la historia Patrimonio de la Humanidad desde 1998. La ciudad madrileña tiene preparado un sinfín de actividades para conmemorar el centenario de su complutense alcalaíno más internacional. A treinta minutos en coche de la capital y a poco más en tren, Alcalá de Henares luce flamante en esta época del año. Te espera un completo día admirando las bondades de un señorío con muchos siglos de historia. Romana, universitaria, noble y turística, la ciudad es una escapada perfecta para encontrar mucho, muchísimo, en poco espacio.

Interior Museo Arqueológico Regional

   Complutum (Alcalá de Henares) fue fundada en el siglo I d. C. La ciudad comenzó desde muy temprano a parir personajes ilustres, siendo los Santos Niños Justo y Pastor, patronos de la ciudad, los primeros en aportar fama a la ciudad en el siglo IV. Aunque para ello tuvieran que morir martirizados. Las ruinas de aquella ciudad se encuentran al inicio de la villa y pueden visitarse. No ofrece grandes perfiles pero las excavaciones generaron importantes hallazgos que puedes encontrar en el Museo Arqueológico Regional de entrada obligatoria y gratuita.

Capilla de San Ildefonso

   Tras caer en manos árabes y ser reconquistada en 1118 por el arzobispo toledano Bernardo de Sedirac,  no será hasta 1499 cuando el Cardenal Cisneros la infunda del boato y el brillo que aún atesora con la creación de la Universidad.

Puerta de Madrid y muralla de Alcalá de Henares

Torre de la Catedral y cripta de los Santos Niños

   Es fin de semana. Nace una mañana limpia, de viento fresco. Dejamos el coche junto a las murallas medievales de la ciudad. La luz brinca entre las piedras y el ladrillo que conforman la estructura. Entramos a la ciudad por la Puerta de Madrid edificada en 1788. Es muy sencilla, de factura neoclásica recordándonos el pasado latino de la urbe. Todo está impoluto. Es temprano y tan sólo nos cruzamos con algunos lugareños. Casi no hay coches. El centro histórico parece dormitar, ajeno a la realidad que le espera cuando alce el sol. Paseando por la calle Cardenal Cisneros encontramos casas de dos plantas, modestas, sobrias, sin apenas artificios, tan sólo algunas terminaciones con ladrillo o un rudimentario trampantojo de piedra. Al final de la calle se abre una gran plaza que alberga la oficina de turismo y la Catedral Magistral de los Santos Justo y Pastor. Desde el siglo V este lugar recuerda el martirio de los dos niños que no renunciaron a su fe. Actualmente, en la cripta se encuentran sus restos con la piedra, en la que se supone, se les cortó la cabeza. La catedral es austera pero es un punto interesante de peregrinación para los fans de Cisneros, pues aquí reposan sus restos.

Palacio Arzobispal

   Hacia la izquierda de la Catedral llegamos al Palacio Arzobispal con una elegante fachada renacentista. El edificio dista mucho de la grandiosa obra que los arzobispos de Toledo erigieron en este lugar. Un trágico incendio en 1939 destruyó dos tercios de su estructura. El Torreón de Tenorio del siglo XIV nos brinda el recuerdo de un lugar fortificado que ha pasado a la historia. Pero lo que no se ha perdido en el tiempo son las numerosas citas que se dieron lugar en este Palacio. Aquí mantuvieron su primer encuentro los Reyes Católicos con Colón y nacieron insignes de la talla de Catalina de Aragón o  Fernando I de Habsburgo.

Plaza de las Bernardas

   Junto al Palacio Arzobispal se abre uno de las plazas más presumidas de la ciudad. Recoleta, bellamente ornamentada con árboles y parterres, la plaza de las Bernardas invita a descansar sobre alguno de sus bancos disfrutando de los rayos de sol. Rodean la plaza algunos conventos que la dotan de un porte monumental inigualable. Aquí, también se encuentra el Museo Arqueológico Regional. Actualmente, junto a su colección permanente, el museo acoge una exposición sobre los Escipiones en donde podrás descubrir la relevancia que España tuvo durante el siglo III a. C. a través de este familia romana que tanto tuvo que ver en la romanización de la Península. 

Calle Mayor

   Volvamos nuestros pasos hacia la plaza de la Catedral para afrontar una nueva etapa en nuestra visita. Nos acercamos ahora al top 10 de la ciudad. Ha pasado una hora y media desde nuestra llegada y la ciudad ha sufrido una profunda transformación. En la plaza se afanan en crear un improvisado escenario para una representación teatral que tendrá lugar por la tarde. La calle, ahora sí, está abarrotada de turistas, en especial la calle Mayor. Ésta formidable vía porticada es la columna vertebral del casco histórico. En ella se arremolinan los restaurantes, pastelerías y tiendas de recuerdos. Paseamos atónitos, columna tras columna, entre el bullicio, al espectáculo arquitectónico de esta calle que sin grandes ornamentaciones consigue crear el espejismo de interminable. Por el camino chocamos con la cola de turistas que quieren hacerse la foto con los hijos de Cervantes (Sancho y Quijote) frente a su Museo Casa-Natal.

Plaza de Cervantes

   Al final de la calle Mayor despunta la plaza más monumental de la ciudad, la de Cervantes. De forma alargada, luminosa, con jardines mimados con esmero, árboles despuntando hacia la primavera y cúpulas y torres enmarcando el perfil es una de las imágenes más robadas por los turistas. Con la estatua de Cervantes en el centro, el Corral de Comedias a un lado, la Universidad y la capilla de San Ildefonso al otro y en frente la Torre de Santa María, podemos decir, que ahora sí, nos encontramos en el epicentro de Alcalá de Henares. En la plaza hay quioscos, música, al fondo, frente a la sede de Los Universos de Cerventas, unos bailarines se preparan para acometer su espectáculo de danza en la calle. Es una plaza llena de energía, a rebosar de personas que buscan conseguir la mejor instantánea.

 
Fachada principal de la Universidad

   Dejamos lo mejor para el final. Por fin llegamos al recinto de la Universidad. Tenemos que hacer una cola insufrible. Las visitas son guiadas. Una por hora y se consigue el tique dentro del edificio principal de la Univerdad. La más completa combina Universidad, Capilla y Palacio Laredo, este último más alejado del centro. Una joya neogótico-mudejar que desgraciadamente no tuvimos tiempo para visitar pero que, si gozas de tiempo, no deberías perderte. El Colegio Mayor de San Ildefonso es el centro de la obra de Cisneros. Aquí se construye el ideario cultural de una época que pretendía criar a superhombres versados en letras y ciencias. Un entramado de colegios mayores y menores arremolinados entorno a patios por los que deambularon personajes tan familiares para nosotros como: Calderón de la Barca, Quevedo, Jovellanos, Juan de Ávila, Lope de Vega, San Juan de la Cruz y Tirso de Molina entre muchos otros. Un sueño construido sobre el modesto ladrillo que con el tiempo se fue tornando en piedra dejando estampas tan elegantes como la de la fachada principal que recoge gran parte de los símbolos sobre los que se erige la política de vida que exigía la institución.

Patio de Santo Tomás de Villanueva

   La ciudad creció amparada por el poder religioso y formativo que durante siglos sostuvo a Alcalá de Henares como pieza indiscutible de virtudes y mecenazgo. No sería hasta principios del siglo XIX cuando la ciudad cayese en desgracia, cuando el entramado universitario se traslada a Madrid. Cambios que unidos a las desamortizaciones abocaron a la ciudad al olvido. En letargo, la villa anduvo desolada, añorando el recuerdo de los estudiantes que circundaban sus calles y comercios. Los edificios universitarios se convirtieron en graneros, almacenes rudimentarios que poco a poco se venían abajo. Hasta que en 1891, los habitantes de Alcalá de Henares crearon la primera sociedad privada de España, para comprar los edificios universitarios, acuciados por el trágico fin al que veían avocados sus muros. Un acto espectacular de movimiento ciudadano, tan de actualidad, que no se nos ocurre mejor forma de terminar esta entrada que agradeciendo a todas esas buenas gentes que tenían muy claras sus ideas y que supieron restablecer con sus propios recursos la grandeza de su villa. Una ciudad que ha recuperado su universalidad, que se enorgullece de ser una de las cinco universidades Patrimonio de la Humanidad, ejemplo de ciudad universitaria mundial, casa de las letras con mayúsculas, pues es en su Paraninfo donde se entrega el Premio Cervantes de Literatura. Un sueño hecho realidad y que llama a la esperanza ante la desolada España de ideas y razón con la que hoy nos topamos. ¡Cuántas frases nos dejó Cervantes para el recuerdo! ¡Y qué acertadas todas ellas! A tenor del final agridulce de esta entrada, nos quedamos con una de ellas que viene muy al caso y nos llama a la acción...

 "El agradecimiento que sólo consiste en el deseo es cosa muerta, como es muerta la fe sin obras"                                                                                                                                                       Cervantes

RECOMENDACIONES:

- Visita primero la Universidad. Cuando tengas tu entrada y el horario, organiza tu visita al resto de monumentos.
- Durante el fin de semana la ciudad es un hervidero de turistas. Si puedes, haz tu visita entre semana.
- En Alcalá de Henares son muy listos y hay lugares que sólo abren por la tarde. Con ello consiguen que el visitante, al menos, si quiere verlo todo, deba quedarse a comer.
- Reserva si puedes o come pronto. Si hay mucha gente y esta todo lleno la mayoría de los restaurantes no hacen dobles turnos. Puede que te cueste encontrar un buen lugar donde comer. A las 16:00 cierran cocina. Haya la gente que haya por la ciudad.

domingo, 17 de abril de 2016

Salzburgo o My Salzburg´s favourite things (Mis cosas favoritas de Salzburgo)

Panorámica desde la Fortaleza de Salzburgo

   La ciudad de la sal o Salzburgo es un suspiro en el tiempo entretenido por montañas nevadas y un valle quebrado por el verde que inspira el río Salzach. El centro histórico de la ciudad queda enmarcado por dos promontorios: el Kapuzinerberg y el Möchsberg. La ciudad vieja se cobija bajo las sombras de estas montañas y despunta en un sin fin de campanarios y cúpulas bulbosas. A pesar de ser la cuarta ciudad más poblada de Austria se puede respirar del tradicional aire campestre y la anecdótica sensación de lo provinciano entre sus calles. Aunque muy limada por el turismo y las grandes firmas de moda que se extienden por sus numerosísimas tiendas, Salzburgo sigue respirando de su pasado medieval con la fortaleza de Holhensalzburg como principal icono de la ciudad. Desde lo más alto del Mönchsberg, el castillo de la fortaleza reluce con un desvencijado fulgor blanco acaparando la atención de todos los viandantes. Un recuerdo de la potencia económica de la ciudad ligada al mercadeo de la sal que desde el siglo VIII se transportaba en barcazas a través de las aguas del Salzach. 

Galería comercial en Salzburgo

   Salzburgo es conocida por dar a luz a Mozart en 1756 y por ser el escenario de Sonrisas y Lágrimas, y aunque el turismo busque estas dos referencias, la ciudad es mucho más y merece la pena perderse entre sus calles para respirar el aire refinado que se esconde entre sus teatros y cafés. Nos gustaría que te olvidases de los museos y disfrutases de las experiencias que ofrece esta ciudad a pie de calle. Comenzamos el paseo.

Panorámica de Salzburgo desde Kapuzinerberg

   Desde la parte norte de la ciudad, bajando por Linzer Gasse te animo a subir al Kapuzinerberg para disfrutar de las vistas más espectaculares de la ciudad. Entre bosques y con el imponente monasterio de capuchinos vigilante encontrarás un lugar apacible en el que solazarte.

Jardines y Palacio de Mirabell

   Dejando atrás la primera de las montañas que protegen la ciudad nos acercamos al río para disfrutar de los jardines del Palacio Mirabell donde reconoceremos los primeros escenarios de la familia Von Trapp. Unos coquetos jardines que presumen de bonitos frente al palacio barroco que el príncipe-arzobispo Wolf Dietrich mandó construir en 1606 para una de sus amantes. - Así cualquiera se enamora ¿Verdad? Lo más espectacular del palacio es el Salón del Mármol que podrás visitar durante algún concierto.

Tarta Sacher

   Paralelos al río por Schwarzstrase pasearás por la avenida cultural de la ciudad. En ella se encuentran los teatros más considerados: Mozarteum, Marionettentheater y el Landestheater, así como la segunda residencia de la familia de Mozart. Un estupenda idea sería disfrutar de un espectáculo en alguno de estos recintos para luego pasar al Hotel Sacher y degustar sus famosas tartas. ¿Dónde si no? Fue en esta ciudad donde un ayudante de cocina, de nombre Franz Sacher, inventó esta famosa tarta para agradar al príncipe Klemens  allá por 1832.

Getreidegasse con sus elaborados letreros como principal reclamo visual (los anuncios de neón de la Edad Media)

Cementerio de San Pedro

   Cruzando el río Salzach nos adentramos en la parte más colorista de la ciudad: iglesias, tiendas comerciales, cafés y restaurantes de todo tipo se exponen ante las hordas de turistas  bajo la atenta mirada de la fortaleza. Hay muchos rincones de esta ciudad que merecen ser visitados, aunque la auténtica belleza está en los recovecos que originan las galerías comerciales de Getreidegasse, el abrumador y colorista cementerio de San Pedro y el llamado DomQuartier que alberga los principales monumentos y museos de la ciudad: la Catedral y el palacio barroco Residenz.

Residenz

Catedral desde el funicular

Vistas de la Fortaleza desde la ciudad

   Subir hasta la fortaleza a través del funicular es la visita obligada de la ciudad. El espectacular recinto amurallado merece el coste de su entrada. Pasarás una mañana saciado del embate medieval que supone este monumento de más de 900 años. Ayudado por la audioguía gozarás de una experiencia profunda de la historia de la ciudad a través de su monumento más memorable. El Salón Dorado es, por derecho, el lugar más espectacular del edificio. Tampoco puedes perderte las vistas de la ciudad desde sus torres e indagar entre los museos que guardan sus paredes como el museo del títere.

Panorámica del patio principal de la Fortaleza

   De vuelta a la ciudad, continua tu paseo por las callejuelas atestadas de turistas y no dejes de mirar a uno y otro lado para enamorarte de cada detalle; desde los laboriosos letreros de hierro forjado de los comercios hasta la multitud de iglesias barrocas que crecen de manera profusa por la ciudad. Pero venir a Salzburgo es encontrarte con la gastronomía y hay una serie de estaciones, para nada penitenciales, que has de completar si quieres llevarte el "Salzburgporte" del buen turista. Atento, atenta, a las siguientes imágenes.

(De izquierda a derecha) La mejor y más variada tienda de queso austriaco en Kaslöchl.
El café y pastelería Fürst para probar las únicas bolas de Mozart originales de toda Austria.

En el Café Mozart disfruta de este goloso dulce para llevar que tanto le gustaba comer al compositor.

La mejor panadería tradicional de la ciudad con más de 700 años de historia junto a una espectacular noria. Stiftsbäckerei St Peter

El mejor strudel de manzana en el Café Tomaselli

Llévate un bonito adorno navideño hecho a mano en cualquier época del año. Hay muchas tiendas de artesanía que nos recuerdan la relación de la ciudad con uno de los más espectaculares mercados navideños del mundo. Candela es una de las tiendas más prometedoras.

 Restaurante Bärenwirt

   Sería injusto terminar esta entrada sin aconsejarte un lugar donde saciar, si aún no o has hecho, tu hambre más voraz. Te recomiendo uno de los restaurantes con más solera de la ciudad, el Bärenwirt. Es un acogedor restaurante del siglo XVII en el que podrás encontrar la auténtica comida austriaca. Asados, knödel, trucha y el auténtico soufflé sazburgués. Un lugar encantador, con una atención cuidada al calor de las típicas estufas de azulejos de la zona. ¡Qué aproveche!

Soufflé sazburgués

RECOMENDACIONES:

- Mientras viajas a Salzburgo o no te recomiendo disfrutar de un día de cocina haciendo tu propia tarta Sacher. Ahí va la receta. Tarta Sacher (pincha aquí)

- ¿ Y cómo no? Has de ver Sonrisas y Lágrimas.

- Para subir a la fortaleza has de comprar el billete junto al funicular. Cuando nosotros visitamos el Castillo sólo se podía acceder de esta forma.




   

domingo, 10 de abril de 2016

Viena o Tardes de café imperial


Mostrador de dulces en el Café Mozart

   En Viena podrás encontrar una exquisita cafetería para desayunar, almorzar, merendar o cenar casi a cualquier hora del día. Estos templos gourmet listos para dar comidas durante todo el día están cargados de historia y todos tienen alguna peculiaridad que los hace únicos. Lámparas de araña, percheros de madera junto a cada mesa, revisteros de madera, flores naturales, papel pintado en la pared, sillones tapizados, servicio exquisito... Así es entrar a un café vienés.

Chocolate Mozart

   La mayoría de la cafeterías tienen un atractivo aire decadente que las dota de una personalidad cautivadora. La tela de las sillas y sillones está algo deslucida del trasiego de traseros que festejan con regocijo la llegada de la comida que con tanta educación edulcorada deja el servicio sobre la mesa. Todo reluce y se multiplica ante la compañía de los espejos que amplían el escenario de nuestra pecaminosa gula. Nos encontramos desde locales modestos, pero muy mimados por su clientela, a fastuosos "parques de atracciones del café con tarta" en donde cambias de siglo al entrar por la puerta. Te animo a que disfrutes de todos ellos y que almuerces ligero para poder engullir la merienda. La hora del café en Viena es una visita más que anotar en tu cuaderno de bitácora.

MarillenKnödel

   La comida no es el plato fuerte de la ciudad. El schnitzel, escalope de pollo o ternera, es su gran apuesta gastronómica, junto con los knödels, que son albóndigas de pan. Sopas, salchichas y goulash completan los platos principales de Austria. Pero para dar placer a las papilas gustativas hay que trasladarse al desayuno y a la merienda en donde hay sitio para la increíble repostería de la que goza este país. Strudel, tarta Sacher, kaiserchmarrn (pancakes), marillenKnödel (bolas de albaricoque), tarta imperial o bizcocho de mármol son nombres propios que has de sumar a tu lista de pecados capitales. Ya sea con el turístico café vienés o con un buen chocolate disfrutarás de uno de los momentos más suculentos del día. Una manera muy apropiada para reponer fuerzas. ¿No te parece?

Tarta Imperial

   Existen muchos lugares para disfrutar de tanto despliegue azucarado y la oficina de turismo aporta a su vez un folleto con un listado de Cafés que no puedes perderte. Nosotros disfrutamos principalmente de estos sitios.  El Café Imperial, en el maravilloso hotel del mismo nombre, en pleno Ring. Un edificio decimonónico abrumador que resulta imposible no sucumbir ante él. Para mayores ostenta la receta de la tarta imperial que es un ampuloso bocado de mazapán y chocolate con notas de frutos secos o frutas (según la variedad de tarta imperial que elijas ). El Café Mozart, además de encontrarse en un lugar privilegiado junto a la Albertina o la Ópera, es uno de los cafés con más tartas para degustar y en donde podrás gozar de una divertida variedad de chocolates calientes. Cerca de aquí está el Hotel Sacher. En su cafetería, o en su tienda, puedes probar la tarta que lleva su nombre a base de chocolate y mermelada de albaricoque. Una opción más ecléctica es la que ofrece el Café Diglas, aunque el servicio no es tan atento. El Café Museum es otro bonito restaurante que puedes encontrar por el centro de la ciudad, muy cerca de los Apartamentos Imperiales. Destaca por su magnetismo y por la esplendorosa luz que entra a raudales por sus amplios ventanales.

Naschmarkt

   Por último, más alejado del centro, os propongo un paseo por el mayor mercado de la ciudad. En un día soleado el Naschmarkt debe ser un hervidero de turistas y vieneses que repostan entre sus numerosos puestos y bares. A nosotros nos tocó un día lluvioso por lo que el mercado no estaba muy animado. Es un buen lugar para comprar comida fresca y variada si te alojas en un apartamento, para tomar una cerveza o indagar en la cocina oriental, pues existen bastantes restaurantes de este tipo. Otro signo de identidad es la profusa colección de puestos turcos que se extienden por el Nasch. Como imaginarás los baklavas están en cada rincón.

Escaparate de Gerstner

   Existen tiendas capaces de despertar las papilas gustativas de un muerto. Auténticas orgías para nuestros sentidos que, además, están decoradas de manera obscena. Estos lugares de perdición y agresión nos vuelven locos y nos encanta perdernos en sus mil productos y detalles. Si paseáis cerca de la Ópera buscad la pastelería Gerstner y dejaos llevar.